Estás en una entrevista de trabajo. La conversación fluye, sientes una conexión con el recruiter y todo parece perfecto. Pero justo cuando piensas que la oferta está a la vuelta de la esquina, el recruiter lanza la pregunta trampa: ¿Cuál fue tu último salario?
En ese momento el instinto te dice que seas transparente. Al fin y al cabo ¿qué podría pasar? La respuesta es mucho más de lo que crees. Revelar tu salario anterior o tu expectativa salarial es uno de los mayores errores que puedes cometer y es una jugada que puede costarte bastantes euros.
El problema: la pregunta no es para ayudarte
La realidad es simple: el recruiter no te pregunta por tu salario para asegurarse de que te paguen lo que vales. Al contrario, la pregunta está diseñada para obtener una ventaja en la negociación.
Si revelas tu salario, la empresa tiene dos posibles escenarios, ambos desfavorables para ti:
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Tu salario anterior es demasiado alto: La empresa podría descartarte de inmediato. Aunque tengan un rango salarial flexible o incluso superior, pueden asumir que no pueden pagarte y deciden no seguir adelante. Te descartan antes de que puedas demostrar el valor real que aportas.
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Tu salario anterior es demasiado bajo: Esta es la situación más común y perjudicial. La empresa tomará esa cifra como punto de partida para su oferta. En lugar de pagarte lo que vale el puesto en el mercado, te ofrecerán un pequeño aumento sobre tu cifra anterior. Estarías anclando la negociación a un número bajo, condenándote a una compensación por debajo de tu valor real.
La solución: un guion para rechazar la pregunta amablemente
Tu salario es información personal y confidencial. No tiene por qué ser relevante para el puesto que estás solicitando. La clave es negarte a responder de manera educada pero firme.
Aquí tienes un ejemplo de frase que puedes usar: Tengo como política personal no revelar mi remuneración por motivos de confidencialidad y privacidad, y estoy seguro de que lo entiendes.
¿Por qué funciona esta respuesta?
Es profesional: No te pones a la defensiva. Enmarcas la negativa como una “política personal” y un tema de “confidencialidad”, que son razones válidas en el mundo corporativo.
Muestra confianza: No te disculpas por mantener tu información privada. Te muestras como alguien seguro de sí mismo y de su valor.
Es difícil de rebatir: ¿Cómo podría el recruiter argumentar en contra de la “confidencialidad”?
¿Qué hacer si insisten?
En algunas ocasiones, el recruiter puede ser persistente. No caigas en la trampa. No tienes por qué dar explicaciones ni justificarte. Tu mejor estrategia es repetir la misma respuesta con una sonrisa. Puedes añadir algo como: Como comenté, prefiero enfocarme en el valor que puedo aportar a la empresa y en el rango salarial que tienen para este puesto.
Conclusión: enfócate en el futuro, no en el pasado
Tu valor no está definido por lo que ganaste en tu trabajo anterior, sino por las habilidades y la experiencia que traes a la mesa. Al negarte a compartir tu salario pasado, te estás asegurando de que la negociación se centre en el valor que puedes generar en el futuro.
Así que la próxima vez que te hagan esa pregunta, recuerda: tu información es tuya. Mantén la cabeza alta, sé firme y deja que el recruiter se enfoque en lo que realmente importa: lo que vales y no lo que te pagaron.