Hace poco leí un artículo muy interesante que hablaba de algo que a muchos nos ha pasado: ¿cuánto tiempo necesitas para saber si un nuevo trabajo es el adecuado para ti? La verdad es que la respuesta del autor ha dado vueltas en mi cabeza y, es que a veces, la intuición nos dice más de lo que pensamos.
La primera semana: Más reveladora de lo que crees
El autor del artículo comparte su experiencia y es bastante radical: ¡él sabe si un trabajo es para él o no en la primera semana! Y no se trata de una bola de cristal, sino de una reacción muy visceral a la cultura y al ambiente de la empresa.
Todos sabemos que la primera semana en un trabajo nuevo siempre viene con un poco de ansiedad. Es normal, estás en un lugar nuevo, con gente nueva y tareas nuevas. Pero el autor hace una distinción clave que me parece crucial para entender lo que realmente está sucediendo en esos primeros días:
- Si el trabajo es un buen encaje: La ansiedad que sientes no es paralizante, sino estimulante. Viene de querer estar a la altura de tus compañeros, de aprender rápido y de demostrar que puedes con el desafío. Es esa emoción de “quiero absorberlo todo, demostrar mi valía y contribuir desde el primer momento”. Te sientes ligeramente intimidado por el alto nivel de profesionalismo o el ritmo de trabajo, pero esa intimidación se transforma en un impulso motivador. Estás ansioso por entender los sistemas, conocer a la gente y sumergirte en el propósito del equipo. Es una sensación de “esto es un desafío que vale la pena y estoy emocionado de enfrentarlo”.
- Si el trabajo no es un buen encaje: La ansiedad se siente como un peso en el estómago, una sensación de agobio, desazón o incluso pavor ante el ambiente de trabajo. No es la dificultad de las tareas lo que te asusta, sino el “cómo” y el “dónde” la vas a hacer. Puede manifestarse como una sensación de que los valores de la empresa chocan frontalmente con los tuyos, una comunicación interna confusa o tóxica, una evidente falta de respeto entre colegas o un estilo de liderazgo que te hace sentir desmotivado antes de empezar. Es un presentimiento de que, por mucho que te esfuerces, el entorno no te permitirá prosperar o incluso podría minar tu energía.
Esta distinción temprana es vital: una te impulsa, la otra te drena y reconocerla a tiempo es el primer paso para tomar decisiones acertadas.
Me gustó mucho este punto, en parte porque soy una personal muy visceral que ha aprendido con los años a hacer caso de sus instintos. Esa “sensación” en el estómago es muy real y a menudo es la primera señal de alerta de nuestro subconsciente. Recuerdo haber sentido ambas cosas en diferentes momentos de mi carrera y, la verdad es que la intuición no suele fallar (al menos la mía). Escuchar esas primeras impresiones puede ahorrarnos mucho tiempo y frustración a largo plazo.
La importancia de estar alineados, especialmente para los managers
El artículo también subraya que, si bien es importante que todos los empleados se sientan cómodos y alineados con la empresa, esta “alineación” es aún más crucial para los managers. ¿Por qué? Porque parte de su trabajo es estar completamente comprometidos y alineados con la visión, la misión y los valores de la compañía. Un manager no puede liderar eficazmente si no cree genuinamente en la dirección que la empresa está tomando.
Para ilustrar esta diferencia de compromiso, el autor utiliza una metáfora curiosa, la del “pollo y el cerdo” en el desayuno: el pollo está involucrado (pone el huevo), pero el cerdo está comprometido (ofrece el tocino, es decir, entrega su vida). ¡Una imagen impactante para ilustrar la profundidad del compromiso que se espera de un líder! Un manager debe ser como el cerdo: totalmente implicado y dispuesto a hacer lo que sea necesario por el bien del equipo y la organización.
Mi reacción: Escucha tu instinto y actúa
Estoy totalmente de acuerdo con la idea central del artículo: si un trabajo no te “vibra” bien desde el principio, es poco probable que mejore significativamente con el tiempo. Claro, todos necesitamos un período de adaptación, y a veces hay que superar obstáculos iniciales. Pero esa sensación profunda de que algo no encaja, esa incomodidad que va más allá de la curva de aprendizaje o el desafío normal es una señal que no deberíamos ignorar.
Muchos de nosotros hemos caído en la trampa de “aguantar” en un trabajo que no nos hace felices, esperando que las cosas cambien. ¿Por qué lo hacemos? A menudo es por la estabilidad financiera, el miedo al cambio, la comodidad de lo conocido, o la falsa creencia de que “con el tiempo me acostumbraré” o “las cosas mejorarán”. Incluso a veces nos autoengañamos que, como ya hemos invertido tiempo y esfuerzo, no podemos irnos. Pero esta lógica nos encadena a una insatisfacción que crece con cada día que pasa, acumulando frustración y desgaste.
Sin embargo, ignorar esa voz interior puede tener consecuencias graves y a menudo subestimadas: agotamiento (burnout) que afecta todas las áreas de nuestra vida, una palpable disminución de la productividad y la calidad del trabajo (lo que a su vez puede generar más frustración), un impacto negativo profundo en la salud mental y física (ansiedad, estrés, insomnio, etc) y una pérdida gradual e irreparable de la pasión no solo por el trabajo, sino por actividades que antes disfrutábamos.
Estancarse en un rol que te genera pavor en lugar de motivación te impide crecer profesionalmente y, lo que es más importante, te quita alegría y vitalidad de vivir, convirtiendo el tiempo que pasamos trabajando en una carga insoportable.
La lección que me llevo (y que me gustaría compartir con vosotros) es: escucha tu instinto. Esa reacción visceral en los primeros días o semanas puede ser la guía más honesta que tienes sobre si ese entorno es propicio para tu bienestar y desarrollo. Y si la sensación es de “esto no es para mí”, no tengas miedo de aprender de la experiencia (identificando qué fue lo que no encajó para evitarlo en el futuro) y empezar a buscar algo que realmente te haga sentir en el lugar correcto. Reconocer un mal encaje a tiempo no solo te ahorra tiempo y energía emocional a ti, sino también a la empresa, que podrá encontrar a alguien que realmente se alinee con su cultura.
La vida es demasiado corta para pasarla en un trabajo que te “quema” en lugar de motivar. Invertir en un entorno que te potencia es invertir en ti mismo.
¿Y tú, has sentido alguna vez esa ‘señal de alarma’ o esa chispa inicial en un nuevo trabajo? ¿Cuánto tiempo tardas tú en saber si un trabajo es para ti?